San Clemente de Tahul
San Clemente de Tahul se encuentra en el Pirineo de Lérida.
Autor desconocido en el S. XII. Sus materiales son piedra de granito y caliza.
Fue construida durante el reinado de Alfonso I el Batallador, rey de Aragón.
Es una iglesia compuesta por tres naves separadas por
arquerías y apoyadas sobre pilares compuestos. En su cabecera se sitúan tres
ábsides semicirculares con escasos vanos, el central es mayor que los
laterales.
Está construida con bloques de piedra no
pulidos que forman muros sin apenas aberturas.
El exterior es muy sencillo y austero: los ábsides están
decorados con arquerías ciegas separadas por bandas lombardas y sobre ellas un
friso dentado. Las ventanas (estrechas y alargadas) tienen exteriormente doble
arco; en el ábside se presentan también ventanas circulares.
La torre está adosada al costado sur de la cabecera del
templo. Es de planta cuadrada y consta de cinco pisos que se elevan sobre un
zócalo. En las cuatro caras se repite la misma estructura: pilares en resalte
en los ángulos y arcos lombardos ciegos. En el centro de cada cara arcos
geminados.
Otro ejemplo del Románico catalán es Santa María de Tahul.
El ábside de San Clemente de Tahul
Forma parte del ábside central de la
Iglesia de San Clemente de Tahul en Lérida del s. XII. Soporte: Muro. Técnica:
Fresco con retoques al temple. Estilo románico. Actualmente se encuentra el
Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona.
El Pantócrator está sentado sobre la bóveda celeste, dentro
de la mandorla mística. Alza la mano derecha en señal de bendición y sostiene
en la izquierda el libro de las Escrituras, en el que se lee el texto “Ego sum
lux mundi”. Alrededor de la cabeza posee el halo con la cruz y por encima de
sus hombros están escritas alfa y omega, que simbolizan principio y fin de
todas las cosas y de todo el saber humano. Es el Cristo apocalíptico del final
de los tiempos, en su segunda venida como Señor del Universo, ante quien se
inclinan los ángeles y toda la creación. Se observa el tetramorfos (con los
símbolos de los apóstoles) y a los pies del Pantócrator, en el muro del ábside
la Virgen y algunos santos situados debajo de arcos.
La obra sigue una jerarquía de respeto. También encontramos
una ventana debajo del Pantócrator que simboliza la luz.
Hay geometrización en el tratamiento del rosto. Utiliza
colores vivos (rojo, azul y amarillo) sin matices. Las figuras son alargadas y
estilizadas. La frontalidad, la rigidez y el hieratismo conferirán a los
personajes un aire distante. También la perspectiva es inexistente y todas las
figuras presentan los pies en V.
Tanto el trazo como el color y la plasmación de los
personajes están al servicio de la exageración y de los detalles más
significativos, así la línea gruesa y enérgica materializa las formas y les
infunde vida y expresión.
En este caso Cristo no es un dios castigador o bondadoso,
sino una manifestación suprema de la divinidad. Su fuerza, su inmovilidad, la
fijeza de su mirada, remiten a una visión sobrenatural. Junto con el tímpano de
Vezelay, es una de las representaciones medievales más grandiosas de lo divino.
El Claustro de Silos
Claustro
del Monasterio de Santo Domingo de Silos, anónimo, s. XI-XII, románico en piedra.
El monasterio era un lugar de oración y centro económico e
intelectual en la Edad Media. Contaban con gran número de dependencias, una de
las más destacadas era el claustro, un espacio abierto rodeado de arquerías que
servía a los monjes para diferentes actividades. También comunicaba las
diferentes estancias del monasterio.
El claustro de Silos es un cuadrilátero irregular de grandes
dimensiones organizado en dos pisos con arcos de medio punto sostenidos por
columnas pareadas sobre pódium con capiteles individuales y un ábaco común, los
capiteles presentan una decoración variada. En los ángulos hay cuatro machones
con ocho relieves sobre la vida de Cristo y de la Virgen
El conde Fernán González fundó el monasterio y alcanzó su
esplendor en el siglo XI con el abad Domingo que hizo construir una iglesia
románica de tres naves. Al morir su prestigio y fama atrajeron peregrinos y
pasó a llamarse Santo Domingo de Silos, recibiendo generosas donaciones. Se
hizo necesario ampliar las dependencias y construir nuevos edificios. Su
sucesor el abad Fortunio comenzó las obras del claustro. Se mantuvo el claustro
que es la joya del monasterio con sus relieves historiados de excepcional
calidad en los que trabajan varios maestros.
La duda de Santo Tomás
La Duda de Santo Tomás, anónimo, Claustro del monasterio de
Santo Domingo de Silos en Burgos, s. XI-XII, estilo románico en piedra.
En este caso la figura de Cristo no ocupa el lugar central
sino que está ligeramente desplazado hacia la izquierda. En cualquier caso,
sigue siendo el centro de atención ya que la mayoría de los apóstoles miran
hacia él. Su brazo derecho levantado para mostrar sus llagas al incrédulo rompe
la homogeneidad compositiva y llama la atención.
Todos los personajes excepto Jesús están situados a la misma
altura en tres frisos superpuestos de figuras de igual tamaño (isocefalia). Se
conforma un espacio geométrico delimitado por el arco de medio punto. Los
personajes siguen la ley del marco y la jerarquía de respeto.
La acción que inicia el brazo alzado de Jesús se completa
con el gesto de Sto. Tomás que toca la herida con su dedo, y la agitación
espiritual de los apóstoles, reflejada en las posiciones totalmente
antinaturales de sus piernas y en la variada gesticulación de sus manos. Estos
indicios de movimiento suavizan el hieratismo del Románico.
Este bajorrelieve muestra la escena en la que Santo Tomás no
cree en la Resurrección del Señor y dice que hasta que no meta el dedo en la
yaga no creerá. Entonces, Jesús se le aparece y le pide que meta el dedo en la
yaga para que compruebe que efectivamente es Jesucristo. Entonces, el Señor
dice "Dichosos aquellos que crean sin haber visto".
Tímpano de San Pedro de Moissac
Portada de San Pedro de Moissac de autor desconocido, estilo
románico en piedra del s. XII. Se encuentra en Francia.
Ofrece las características definitorias del modelo de
portada románica. Alojada en el muro, las arquivoltas de medio punto, no
presentan abocinamiento homogéneo decreciente, sino que se rehúnden bruscamente,
mediante una bóveda, quedando la puerta en un plano interior en donde tres
arquivoltas cobijan el tímpano sobre dintel apoyado en pilares dentados que
actúan de jambas y parteluz.
El tímpano es el lugar preferente de la portada y centra la
atención del fiel y como consecuencia representa el programa iconográfico
principal. Las figuras del tímpano se ordenan conforme a una jerarquía de
respeto y la simetría. También se respeta la ley del marco y hay horror vacui.
intentando
La iconografía es propia del Románico: Pantócrator,
Tetramorfos y Ancianos del Apocalipsis. Las figuras del Tetramorfos y
arcángeles se ciñen lo más posible al Cristo. Todos los ancianos del tímpano
han sido esculpidos en posturas similares, en un mismo impulso de adoración
ante la aparición del Cristo en Gloria. Sus rostros se vuelven a Él.
Su iconografía responde a un modelo muy extendido en otras
portadas: la visión apocalíptica según el Apocalipsis de San Juan. De acuerdo
con esta visión, en el centro del tímpano está Cristo rodeado del Tetramorfos
(los cuatro evangelistas) y dos arcángeles alargadísimos llevando el rollo de
las plegarias; ocupan todo el resto del tímpano las figuras de los veinticuatro
ancianos del Apocalipsis colocados catorce en un registro continuo a los pies
del Pantocrátor.
Santiago de Compostela: Planta e Interior
Se trata de la Catedral de Santiago el Mayor en Santiago de
Compostela, Galicia, España cuyo autor es desconocido. Se edificó entre el s.
XI y el XII en piedra de estilo
románico.
Presenta a
sus pies un nártex, en el que se
sitúa el Pórtico de la Gloria. En la construcción primitiva, en este espacio se
situaban a cada lado sendas torres de planta cuadrada. La planta es de cruz
latina y tiene cabecera con girola y absidiolos.
El interior del templo se divides en tres naves. La central, más ancha, cubierta con bóveda de cañón y las
naves laterales, de menor altura, con bóvedas de aristas. Sobre dichas naves
laterales se alzan tribunas que asoman a la nave central mediante arcos
geminados. Sus vanos exteriores proporcionan iluminación a la parte superior de
la nave central, lo que contrasta con la mayor penumbra de la zona inferior.
Las bóvedas
se sostienen mediantes pilares que presentan columnas adosadas. El transepto se organiza también en tres
naves en cuyos extremos se abren sendas portadas al exterior. Por otra parte,
en uno de sus lados mayores este transepto presenta cuatro absidiolos,
dispuestos dos a cada lado de la cabecera. Sobre el crucero se alza un
cimborrio. La cabecera de la
catedral es de amplias dimensiones y dispone de una girola con cinco capillas
radiales en los absidiolos.
La catedral
de Santiago simboliza la importancia de la ciudad (sede obispal en la que se
encuentra el sepulcro de uno de los doce apóstoles de Cristo). La propia planta
de la iglesia es imagen de la cruz de Cristo y, en consecuencia, representación
en piedra de la idea de la crucifixión y muerte de Jesús como base para la
salvación del mundo.
El Pórtico de la
Gloria
El Pórtico de la Gloria, llevado a cabo por
el Maestro Mateo y su taller en el siglo XII de estilo Románico tardío en
mármol y granito. Se encuentra en la Catedral de Santiago de Compostela.
Se trata de un anticipo al Gótico a la vez que la
culminación de la maestría estatuaria románica. En el marco del Románico,
refleja la perfección alcanzada al plasmar la grandeza de los personajes e
insuflarles majestad y severidad. En el terreno del Gótico, renueva los rostros
y actitudes de los protagonistas, que conversan entre sí y se expresan a través
de sonrisas y miradas amables.
El Pórtico de la Gloria forma parte del nártex de la
catedral. Se estructura en tres oberturas que coinciden con las naves de la
iglesia. Acoge más de doscientas esculturas que recubren todos los elementos
arquitectónicos.
Tiene su punto clave en el parteluz donde se sitúa la
estatua sedente del apóstol Santiago, que acoge a los peregrinos. El tímpano recrea
el Apocalipsis. Cristo, en el centro, muestra sus llagas rodeado por el
tetramorfos. Luego se observan los ancianos del Apocalipsis; sobre el dintel,
unos arcángeles que portan los objetos de la Pasión y los espacios curvos
acogen a los elegidos.
En las jambas, hallamos un conjunto de profetas a un lado y
apóstoles a otro que parecen conversar. La arcada izquierda está dedicada a la
ley de Moisés y la de la derecha, al Juicio Final.
La ruptura de la estética románica se manifiesta en el
tratamiento individualizado de los personajes, cercano al retrato y a la
expresividad facial. Todas las figuras poseen un dinamismo que hace que pierdan
las características románicas por la naturalidad en los pliegues de los
vestidos.
Información extraída de Información extraída de http://blogarteehistoria.blogspot.com.es/ de Javier Talavera y de la web de Docencia Virtual del IES Infante Don Juan Manuel.
Las imágenes son extraídas del buscador de Google.
Me encanta, está súper bien organizado y explicado. Muchas gracias por compartirlo :)
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